* La cultural laboral maya y la cultura laboral industrial.

Los jóvenes, en su mayoría mujeres, que actualmente trabajan en maquiladoras, al igual que sus antepasados en las haciendas, deben acostumbrarse a la disciplina de un horario, lo cual, cambia drásticamente su ritmo y sistema de vida. En general los descendientes de los mayas, son ágiles y en su vida cotidiana están acostumbrados a realizar una gran variedad de movimientos y a deambular en espacios abiertos, sus jornadas en el campo son relajadas y no tiene horarios preestablecidos, por ello tienen dificultad para adaptarse a ocho horas diarias en un espacio cerrado en su centro de trabajo.

En las empresas maquiladoras, los obreros (as) deben cumplir con cuotas fijadas en períodos de una hora, estas cuotas se han derivado de estudios de tiempos y movimientos. Este sistema genera competencia entre las obreras ya que su permanencia en la empresa está determinada por la productividad.

El ritmo de trabajo contribuye al aislamiento de las obreros, ya que no permite la integración de éstas durante la jornada laboral. Esto ocasiona una ausencia de solidaridad y apoyo entre las compañeras de trabajo.

Generalmente, el ambiente laboral es represivo, ya que constantemente hay vigilancia del trabajo y no se permiten hacer variaciones en la labor, es decir, se nulifica cualquier intento de creatividad.

Tanto el sistema psicomotor y las costumbres de los indígenas mayas, buscan el movimiento constante, como bien sabemos, en la industria se requiere en muchas ocasiones, el enfrentamiento a una maquina, la cual exige realizar determinado movimiento en forma repetitiva.

Esta problemática de inadaptación en las obreras de las maquiladoras se ve reflejada en padecimientos o enfermedades como lumbalgia, hemorroides, dismenorrea, problemas renales, flebitis, varices y artritis.

A esto, habría que agregar las variables culturales que las han enseñado a variar su actividad, condicionándolas al cambio constante de centros de atención: cuando la obrera se ve presa a una silla y una máquina, surgen momentos de crisis, siente la necesidad de levantarse, estirarse y cambiar de actividad.