Etimológicamente del inglés “to lead” se relaciona con conducción, dirección o mando y resulta equivalente a palabras de resonancia no grata para quienes vivieron la segunda guerra mundial y escucharon términos como “caudillo”, “duce” o “führer”.
Esta identificación generalista y no discriminada de liderazgo y dirección otorga al termino una mayor o menor dignidad según sea el pensamiento que se tenga sobre la actividad de dirigir. Para quien dirigir y administrar son sinónimos y esta actividad se ancla simplemente en la pelea profesional básicamente reactiva dentro de una situación competitiva dada, pelea para adaptarse a las nuevas tecnologías o al cambio social, ser líder se reducirá prácticamente a ser Tecnócrata. En este sentido se han expresado algunos académicos en uno que otro simposium.
Nuestro pensamiento adopta desde el primer momento la postura que relaciona el liderazgo con el arrastre. El liderazgo es un modo de mover una organización. Para nosotros es en parte una cualidad personal, y en parte un fenómeno situacional que produce o ayuda la convergencia de una organización hacia un propósito, sin perjuicio de que esta convergencia este impulsada también por otros procedimientos que actúan sobre la organización.
El líder tira, arrastra, y los otros procedimientos empujan. Y el arrastre se mueve en la espontaneidad.
El liderazgo es el principio, una cualidad personal distinta de la capacidad de dirigir. Ser un buen director supone elegir bien el futuro, estructurar bien el equipo directivo, establecer los debidos sistemas de información y control y gobernar los procesos espontáneos de la organización con los procedimientos adecuados que impulsen la convergencia de aquellos hacia el futuro elegido. Ser líder supone, además, una cualidad complementaria: El Arrastre.
El liderazgo es un fenómeno “psicosocial” en virtud del cual un grupo de personas, llamadas seguidores, son arrastradas por otras llamadas líder.
Este seguimiento responde a una circunstancias, tanto como a unas características personales del líder.
Las características personales del líder tienen que ver con rasgos emocionales y temperamentales, más que con especiales capacidades estratégicas o técnicas.
El liderazgo se refiere específicamente a la forma de mover a la organización y no a los otros tramos del proceso directivo. Se trata de arrastrar más que de empujar. El liderazgo es una alternativa a los procedimientos de avance. No es una alternativa al modo general de dirigir.
Las características personales del líder guardan relación con el mundo emocional, tanto en el arrastre de la organización como en todos los demás aspectos del proceso directivo. Y esto no necesariamente es bueno.
La organización es arrastrada por el líder no tanto por que le entusiasme la misión, sino por el propósito mismo del seguidor al líder. Entre la apelación a la misión y el yo hay en el líder un pastel no fácil de descifrar...
Puestos a retener a modo de primera inferencia, aquellos factores que determinan porque un grupo de seguidores son arrastrados por el líder, es posible que los siguientes sean los más representativos. El seguidor va tras del líder cuando percibe que:
El análisis del primer factor básico “este es capaz” que opera en el fenómeno del liderazgo nos descubre, pues, todo un conjunto de elementos de arrastre que recogemos, listados a continuación:
El segundo factor básico “Ese hombre quiere mi bien” contiene los siguientes elementos.
El análisis del tercer factor básico “Esto vale la pena” nos lleva a considerar los siguientes elementos como causantes de esta apreciación en el seguidor:
Los elementos contenidos en el cuarto factor básico “Sentir al líder totalmente involucrado” son pues:
EL LIDERAZGO Y LA ACCIÓN.GINEBRA JOAN. EDIT. MCGRAW HILL. 1994,pags. 4-6, 20-27, 53, 58, 63-67.