« Salaire des eurodéputés très élevé »

Elecciones Europeas

Un trasiego bien pagado

Los europarlamentarios obtienen una remuneración

promedio cada mes en torno a los 8.000-9.000 euros

R. M. DE RITUERTO - Bruselas

EL PAÍS | Internacional - 12-06-2004

Los europarlamentarios se quejan de muchas cosas, pero no del

sueldo. Tienen razón cuando braman contra la extravagante

decisión de mantener la sede oficial del Parlamento en la

francesa Estrasburgo, adonde una semana al mes tienen que

desplazarse desde su base de Bruselas para el rutinario pleno

parlamentario que podría celebrarse perfectamente en la

capital belga. Es una penosa emigración, en la que sus

euroseñorías arrastran un baqueteado baúl metálico con el

mínimo necesario de documentos para pasar el trance.

Para compensar ésta y otras penalidades, como el continuo

vaivén entre sus lugares de residencia en los países de

procedencia y Bruselas o Estrasburgo, los diputados europeos

se las apañan para cerrar cada mes con unos ingresos promedio

en torno a los 8.000-9.000 euros, conseguidos por medios de

los que ellos mismos se avergüenzan.

Los europarlamentarios reciben en Bruselas la misma

retribución básica que sus colegas de los respectivos

Parlamentos nacionales, instituciones que abonan esa nómina.

Se produce así el extraño fenómeno de que, por el mismo

trabajo, un eurodiputado español recibe 2.619 euros mensuales

mientras que un italiano se lleva 10.975 y un lituano tiene

que sobrevivir con menos de 350, de acuerdo a un informe del

Parlamento Europeo para el curso 2002-2003.

Para paliar tamañas diferencias, la Eurocámara ha previsto un

sistema de igualación por arriba que da lugar a no pocos

abusos. Un diputado finlandés confesó que explotados a fondo

todos los potenciales recursos que ofrece el sistema, sus

ingresos podían superar los 20.000 euros mensuales.

Todo diputado recibe una dieta diaria de asistencia (a

multiplicar por cuatro o cinco jornadas a la semana) de 262

euros para cubrir gastos de hotel, manutención y transporte;

otros 3.700 euros mensuales para mantenimiento de oficina y

12.576 euros para hacer frente cada mes a los gastos de empleo

de sus secretarios parlamentarios. De estos dos últimos

renglones, el europarlamentario sólo saca parcial provecho

personal, pues de ellos sale la compensación financiera que

debe entregar para financiar al partido, que también se hace

cargo de la contratación de sus ayudantes. Salvo que el

parlamentario vaya por libre o su partido no le exija ningún

peaje. Así es como algunos se embolsan íntegros los 3.700

euros y contratan como secretarios a miembros de su familia,

una práctica no permitida por los partidos españoles.

El grueso de los beneficios liquidados por el Parlamento

Europeo a cada eurodiputado deriva del abono de los viajes.

Para los que utilizan el avión, la inmensa mayoría, el

Parlamento fija el abono de una tarifa que es la de un billete

abierto en clase turista en un compañía de bandera y sin

ninguna limitación, entre Bruselas y el aeropuerto más cercano

al de residencia del diputado. Como justificante, el diputado

sólo debe presentar una tarjeta de embarque, pero no el

billete, de modo que lo que ocurre es que el político viaja en

compañías de vuelo baratas y se embolsa la diferencia, tanto

mayor cuanto más lejos viva de Bruselas. Desde el aeropuerto a

su casa, el diputado viajero recibe 33 céntimos por kilómetro,

con un mínimo de 40 euros. Para los que viajen en coche o

tren, la dieta es de 67 céntimos/kilómetro para los primeros

500 kilómetros de cada trayecto de viaje y de 28 céntimos por

cada kilómetro adicional.

Además, los eurodiputados pueden reclamar 5.000 euros anuales

para clases de idiomas; 3.652 euros por año para viajes al

extranjero con motivos de trabajo (esta vez contra la

presentación de facturas) y el abono de dos trayectos de taxi

semanales hasta un total de 50 euros, pese a tener a su

disposición una flota de coches oficiales.

Algunos parlamentarios han intentado infructuosamente

modificar este generoso régimen retributivo. El año pasado

lograron que el Parlamento fijara un sueldo de 8.600 euros

pagadero 12 veces al año y eliminara el resto de las

retribuciones, pero Alemania y Francia, secundados por Suecia

y Austria, se negaron a aceptar el aumento de sueldo de sus

eurodiputados (7.000 euros para los germanos y 5.206 para los

franceses).

Desde entonces se han seguido sucediendo escándalos, el más

espectacular de los cuales fue el generado por el eurodiputado

austriaco Hans-Peter Martin, que grabó con una cámara oculta a

colegas (hasta acumular 7.000 casos) que firmaban el libro de

asistencia (262 euros) mientras salían corriendo hacia el

aeropuerto.