« Nouveaux pouvoirs du parlement »

Internacional

Elecciones Europeas

Los nuevos poderes de la Eurocámara

La futura Constitución europea refuerza el papel del

Parlamento de Estrasburgo

THOMAS FERENCZI - Bruselas

EL PAÍS | Internacional - 12-06-2004

Las leyes y directivas europeas se adoptan a propuesta de la

Comisión, conjuntamente por el Parlamento y el Consejo de

Ministros, como establece el proyecto de Constitución en su

artículo 33, que añade: "Si ambas instituciones no se ponen de

acuerdo, no es posible seguir adelante". Esta frase constituye

una revolución, puesto que sitúa al Parlamento en pie de

igualdad con los Gobiernos, en lo concerniente a la actividad

legislativa. Si la función primordial de un Parlamento es esa

actividad, la Asamblea de Estrasburgo deberá considerarse, a

partir de la aprobación de la Constitución, como un socio con

plenas atribuciones. Es cierto que las cosas ya son así en

muchos campos, desde que el Tratado de Amsterdam amplió las

posibilidades de co-decisión, pero el procedimiento se

convertirá en ordinario con estos planteamientos.

En los principios, si no siempre en los hechos, es un cambio

de marca, que consagra como en todas las democracias

parlamentarias el papel esencial del Parlamento en la

aprobación de las leyes. Pero ese papel, a diferencia de lo

que ocurre en las Asambleas nacionales, lo compartirá con el

Consejo. Como la UE no es un Estado federal, los

parlamentarios europeos no pueden pretender el monopolio

legislativo, sino que tendrán que trabajar con los

representantes de los Estados en Consejo de Ministros. Eso no

obsta, como subraya el ex presidente francés, Valéry Giscard

d'Estaing, presidente de la comisión que redactó el proyecto

de texto constitucional, para que la Asamblea se convierta en

un Parlamento real. La propia Asamblea ya saludó en septiembre

ese avance fundamental en el refuerzo de la legitimidad

democrática de la Unión. Es verdad que quedan campos en los

que no opera el sistema de co-decisión y por ello no cabe

hablar de co-poder legislativo integral, como señala el

eurodiputado socialista francés Olivier Duhamel: "Se aproxima

sin llegar a alcanzarlo. Toda la historia de nuestra joven

Comunidad convertida en UE se hace por una extensión

progresiva, laboriosa de las prerrogativas parlamentarias". Y

esas restricciones afectan a la fiscalidad, la política

social, la cooperación policial. La Convención que redactó el

texto constitucional no se sintió entusiasmada con estas

excepciones. Muchos de sus miembros las criticaron y algunos

presentaron enmiendas para derogarlas o limitar su vigencia,

pero, en general, los Gobiernos prefirieron mantenerlas.

En contrapartida, el Parlamento recibirá dos nuevos poderes:

elegir al presidente de la Comisión, cuyo procedimiento actual

se definió en el Tratado de Niza, y que se aplicará todavía

dentro de unas semanas para designar al sucesor de Romano

Prodi. Este sistema prevé que sea el Consejo quien haga ese

nombramiento para que, sólo entonces, el Parlamento vote sobre

esa elección. La Constitución establece, en cambio, que el

Consejo, teniendo en cuenta los resultados de las elecciones

europeas, proponga un candidato al Parlamento, que debe

entonces proceder a la verdadera elección, de forma que si el

designado no obtiene la mayoría de la Cámara, el Consejo habrá

de proponer otro candidato en el plazo de un mes. Hay, por

tanto, una elección parlamentaria reforzada con el poder de

negar la investidura, como comenta Giscard. La segunda

innovación hace referencia al voto del presupuesto. En este

caso, la última palabra corresponde al Parlamento cuando haya

desacuerdo con el Consejo. Dado que se suprime la distinción

entre gastos obligatorios y los no obligatorios, el

Parlamento, que hasta ahora sólo entendía de los segundos, ve

ampliado su campo de acción. La conferencia

intergubernamental, sin embargo, expresa objeciones a este

punto.

Un mecanismo que respete el equilibrio entre Consejo y

Parlamento ha sido propuesto por la presidencia rotatoria de

la UE, primero por Italia y luego Irlanda, y ha habido varias

enmiendas. Así, el ministro francés del Interior, Dominique de

Villepin, ha insistido sobre la necesidad de que haya una

verdadera capacidad de co-decisión entre ambas instituciones,

lo que supone, como dijo, prever la existencia de un criterio

para resolver las divergencias persistentes.