« Sanctionner Blair »

MUNDO

ELECCIONES EN GRAN BRETAÑA / De extrapolarse estos resultados a unos

comicios nacionales, el partido gobernante pasaría a convertirse en

la tercera fuerza / El laborismo perdió Oxford, New Castle y

Cardiff, pero mantuvo Londres

Fuerte castigo a Tony Blair en las municipales por la Guerra de Irak

El mismo resultado en unas generales dejaría a los laboristas en

tercer lugar / Los barones del partido, «horrorizados» por la

pérdida del 17% de los concejales

ADRIAN SACK. Especial para EL MUNDO

LONDRES.- Varapalo a los laboristas en el Reino Unido en las

elecciones municipales. El primer ministro británico, Tony Blair,

culpó a la preocupante influencia de las «sombras» de la Guerra de

Irak, mientras que su ministro del Interior, David Blunkett,

prefirió admitir que se sentía «horrorizado» ante los datos.

Los resultados conocidos ayer colocan al gobernante Partido

Laborista en un humillante tercer puesto, por detrás de los

conservadores y los demócratas liberales. Según los datos

escrutados, habría perdido un 17% de sus concejales.

El laborismo sufrió un revés mucho más duro de lo esperado en las

elecciones municipales celebradas en Inglaterra y Gales, donde

perdió el control de varios distritos a manos de los conservadores y

los Demócratas Liberales.

Según los cálculos difundidos por la BBC, que extrapoló los

resultados de estas municipales a unos hipotéticos comicios

nacionales, la formación liderada de Blair pasaría de gobernar a

convertirse en la tercera fuerza del Reino Unido.

Con respecto a los resultados, y según muestra el gráfico, el

partido laborista perdió 464 concejales y ocho consejos

(ayuntamientos), incluyendo Oxford, Newcastle, Cardiff (capital de

País de Gales), Swansea y Leeds, uno de sus bastiones desde hace 24

años. También fue derrotado en el popular distrito minero de

Bassetlaw.

Mientras tanto, los tories (conservadores) ganaron 263 concejales y

pasaron a gobernar 13 ayuntamientos más, una vez escrutados las

papeletas de 165 de las 166 circunscripciones que participaban en

los comicios. Sólo falta el recuento definitivo de la ciudad de

Birminghan, que será hecho público mañana.

La formación del primer ministro Tony Blair salvó su honor gracias a

la reelección del alcalde de Londres, Ken Livingstone. No obstante,

Blair aseguró que él y su Gobierno llevarán «hasta el final» la

acción que han iniciado, refiriéndose a su participación en la

Guerra de Irak.

Aun así, el único alivio de Blair, conservar la alcaldía de la

capital, tampoco puede hacer sentirse muy orgulloso al

laborismo.Livingstone ganó el Ayuntamiento de Londres en 2000

presentándose como independiente, tras haber sido expulsado del

partido del primer ministro. Fue readmitido para estas elecciones y

finalmente ha sido reelegido, aunque con un resultado muy ajustado

frente al candidato tory, Steve Norris.

Apodado Ken el Rojo y representante del ala izquierda del laborismo,

Livingstone se impuso en las elecciones del jueves al conservador

Steve Norris con 828.380 votos frente a los 667.178 votos de su

adversario, apenas 160.000 más.

El ganador no logró más del 50% de los votos en el primer recuento,

por lo que tuvo que esperar al segundo cómputo para confirmar su

victoria, que se anunció casi 24 horas después de que cerrasen los

colegios electorales.

Según el sistema para elegir al alcalde de la capital británica, si

un candidato no obtiene en el primer cómputo más de la mitad de los

votos, hay que hacer un segundo recuento en el que se suman las

segundas opciones preferentes de los votantes.

«Estoy orgulloso de que se nos haya dado la oportunidad de continuar

con nuestro trabajo durante cuatro años más», dijo Livingstone, con

alegría contenida, tras anunciarse los resultados.

En sus primeras declaraciones después del escrutinio inicial, el

primer ministro, Tony Blair, se limitó a vincular el pobre papel de

su partido en sus comicios con la participación del país en la

guerra y la ocupación de Irak que, en su opinión, «ensombreció» la

elección. Horas después, desde Washington, declaró: «Debemos

mantener la sangre fría y llevar a buen término lo que hemos

comenzado. Irak ha sido una decisión extraordinariamente difícil».

En sintonía con sus palabras, el viceprimer ministro, John Prescott,

calificó al tema Irak como «un nubarrón» sobre el firmamento

laborista, aunque negó que la sociedad le haya dado la espalda al

Gobierno en temas cruciales como el de la prestación de los

servicios públicos. «A la gente le gusta nuestra política, que no

juzgó en estas elecciones», afirmó. El ministro del Interior, David

Blunkett, dijo sentirse «horrorizado» por el revés

electoral.«Sabemos que ha sido una mala noche, pero no es el fin, ni

tampoco significa el despegue de los conservadores», arriesgó.

Entre la oposición, hubo euforia y sorpresa. Los conservadores, que

no celebraban una victoria desde 1992, cuando John Major se impuso,

mostraron en su líder, Michael Howard, a su voz más entusiasta.

«Hemos hecho una gran elección, ahora sí estamos bien representados

a lo largo y a lo ancho del país».