« Offrir la signature à Rome »

NACIONAL

EDICIÓN IMPRESA - Política

Zapatero entrega a Roma, en detrimento de Madrid, la firma de la

Constitución Europea

El jefe del Ejecutivo español considera que el «sitio natural» para

la firma del tratado es la capital italiana y dice que el terrorismo

no debe alterar los planes

JUAN VICENTE BOO, CORRESPONSAL/

ROMA. La sonrisa de Zapatero y el nerviosismo de Berlusconi

contrastaban ayer al término de un primer encuentro que reveló la

falta de «química» a pesar del esfuerzo de ambos por aparentar

cordialidad.

Paradójicamente, después de haber entregado a Roma la firma de la

Constitución Europea, que el Parlamento Europeo y varios países

habían pedido para Madrid como homenaje a las victimas del 11- M,

José Luis Rodríguez Zapatero aparecía enormemente satisfecho,

mientras Silvio Berlusconi apretaba los dientes y miraba al techo

durante la conferencia de prensa final.

El «regalo» de Zapatero fue anunciado por Berlusconi, quien

agradeció una concesión que le permitirá protagonizar la firma de un

documento histórico. En realidad, «il Cavaliere» se había asegurado

ya ese «trofeo» durante la presidencia italiana, pero el jefe de la

oposición, Francesco Rutelli, intentó quitárselo proponiendo, poco

después del 11-M, que la firma tuviese lugar en Madrid.

El sitio natural

Zapatero agradeció ayer el respaldo del Parlamento Europeo y de

varios gobiernos a esa idea, e incluso reconoció que la propuesta de

que el Tratado se firmara en Madrid era «muy atractiva». Sin

embargo, afirmó que «el sitio natural para la firma de la

Constitución Europea es Roma, la ciudad donde comenzó este gran

proyecto con el Tratado de Roma». «El terrorismo no debe alterar las

decisiones y los planes políticos, ni lo que representa el proyecto

de la UE en ese gran momento histórico para la cultura de la paz y

de la democracia», sentenció.

Zapatero tendrá oportunidad hoy de transmitir su decisión al primer

ministro irlandés, Bertie Ahern, presidente en ejercio de la Unión,

a quien recibirá en el Palacio de la Moncloa, para conocer las

propuestas con las que pretende alcanzar un acuerdo sobre la Carta

Magna europea.

El jefe del Ejecutivo español recalcó ayer varias veces que las

relaciones con Italia seguirán siendo buenas ya que «los dos pueblos

se quieren, se entienden, comparten muchos lazos culturales e

históricos. Y sus Gobiernos tienen que estar a la altura de las

circunstancias».

Durante la declaración de amor, Berlusconi mantenía el rostro tenso,

puesto que tan solo hace unas semanas había intentado hundir la

candidatura de Rodrigo Rato a director general del Fondo Monetario

Internacional. Probablemente, el ambiente sera más relajado en la

próxima cumbre hispano-italiana, que se celebrará en Cuenca.

Las críticas sobre Irak

En el capítulo de Irak, el que más les separa, ambos mandatarios se

esforzaron por manifestar respeto a la posición del otro.

Berlusconi insistió en que respeta la decisión de Rodríguez Zapatero

y desautorizó las declaraciones de su viceprimer ministro Gianfranco

Fini, según el cual, la retirada de los soldados españoles «es el

mayor éxito del terrorismo internacional desde el 11 de septiembre».

Berlusconi manifestó haber clarificado este punto con Fini y aseguro

que esas declaraciones hechas a «Die Welt» son una mera «opinión

personal» del viceprimer ministro.

Por otra parte, el presidente del Gobierno aseguró que su predecesor

en el cargo, José María Aznar, puede contar con todo el apoyo

técnico y operativo del Ejecutivo en su viaje a Estados Unidos,

durante el que se entrevistará con George W. Bush.

Zapatero dijo que Aznar no le había comunicado previamente su

intención de hacer este viaje, pero subrayó que no tiene por qué

hacerlo ya que puede tener los contactos que considere oportunos

como ex presidente del Gobierno y como «ciudadano libre».

Después de concluir su visita oficial a Palazzo Chigi, Zapatero se

reunió en un hotel de Roma con el jefe de los Demócratas de

Izquierda, Piero Fassino, quien subrayó al término del encuentro la

total confluencia de puntos de vista sobre la grave deterioro de la

guerra en Irak, donde «los episodios de tortura han cambiado

cualitativamente la situación y exigen una ruptura con la línea

seguida hasta ahora».

El Parlamento italiano volverá a debatir la crisis en Irak el

próximo día 20 al regreso de Berlusconi de Estados Unidos y, a menos

que haya un cambio radical en la política americana, todos los

partidos del centro izquierda pedirán la retirada inmediata de los

soldados italianos.